domingo, 27 de septiembre de 2009

2.3. MEXICO INDEPENDENTISTA


En México al conocerse la noticia que Fernando VII había entregado la corona a Napoleón (francés) y este a su hermano José Bonaparte, los ayuntamientos de Jalapa y ciudad de México pidieron al virrey José de Iturrugaray convocara a una junta general del reino de la Nueva España, pues en ausencia de los monarcas legítimos el pueblo debería asumir la soberanía. Pero los intereses de los peninsulares radicados en México disolvió tal Junta. Posteriormente con finalidades semejantes prosiguieron la conjura de Valladolid en 1809 en la que participaron personalidades del alto clero, de la oficialía militar, y de la vida civil; misma que fue descubierta. Sin embargo, otra conspiración estaba en curso en Querétaro, donde participa Miguel Hidalgo y Costilla. Descubierta la conspiración la esposa del corregidor Domínguez hizo avisar a Hidalgo, quien en la madrugada del 16 de septiembre reunió a vecinos de la población y proclamo la independencia. El movimiento de Hidalgo y Allende no dura mucho: 10 meses después de su levantamiento, ambos son fusilados y sus cabezas exhibidas en la Alhóndiga de Granaditas para escarmiento del pueblo mexicano.
En 1814, recuperado el trono español por Fernando VII, y normalizada la situación en España.
En 1823 Santa Anna se levantó contra Iturbide con los planes de Veracruz y de Casamata exigiendo elecciones y un nuevo Congreso. Iturbide renunció ese mismo año. Se nombra un gobierno provisional mediante un triunvirato de: Pedro Negrete, Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo
La disolución del Imperio alimentó las tendencias desintegradotas del Nuevo país, destacan los polos de tendencia autonomista, en Guadalajara y Zacatecas
Se inicia el alineamiento bajo dos grandes fuerzas: federalistas (Miguel Ramos Arizpe, Fray Servando Teresa de Mier...) y los centralistas (Lucas Alamán, Carlos Ma. De Bustamante...) El punto de referencia principal de las discusiones: la constitución liberal española de 1812, así como el
modelo constitucional de la joven nación norteamericana
El 4 de Octubre de 1824 se promulgó la Constitución que consagró la soberanía popular, la supremacía del
poder legislativo y la autonomía de los estados en el marco de la nueva república federal. En octubre (1824) juran como primer presidente Guadalupe Victoria y como Vicepresidente Nicolás Bravo quienes no obstante la efervescencia que no dejaba al nuevo país, logran terminar su período de 4 años. Este gobierno y los siguientes, iniciaron los movimientos diplomáticos de "equilibrios" frente a las presiones de la vieja y la nueva potencias: Inglaterra y los Estados Unidos
Aunado al contexto internacional otro de los aspectos sumamente relevantes fue la propagación delas ideas de la ilustración basándose en la libertad y el individuo. Las premisas que maduraron las condiciones para la Independencia.
· La gran explosión que precipita al país a la época moderna, a través de su independencia, como nuevo miembro del concierto de las naciones, tiene como antecedentes, tres procesos arriba descritos:
· Un rapidísimo crecimiento económico que genera expectativas no satisfechas, cimbra las estructuras sociales forjadas a través de un siglo de lento reacomodo y hace más evidentes las desigualdades existentes.
· Una inflexibilidad casi total del edificio político y social para dar cabida y
función a los nuevos grupos que irrumpieron incontenibles y para absorber los problemas y frustraciones creadas por el crecimiento económico.
· Una difusión y adopción acelerada de las ideas de la modernidad filosófica, que le darán el marco ideológico a los grupos insurgentes de la sociedad colonial, para estructurar sus
programas y fundamentar sus reivindicaciones.
En vísperas del movimiento independentista, el descontento social en la Nueva España era generalizado.
En el seno de la Iglesia se daba una profunda división entre el alto clero, que ocupaba los principales puestos de la jerarquía eclesiástica y de la administración de propiedades y capitales, y el clero medio y bajo, formado por curas párrocos de ciudades o aldeas provincianas y miembros del magisterio de las escuelas; la diferencia de rango social y poder económico era grande.
Muchos criollos descendientes de familias con ninguna o escasa fortuna personal, sin propiedades ni
capital, abogados, tenedores de libros, pequeños administradores, llegaron a formar una clase media de cierta importancia. Para ellos las prohibiciones de la legislación indiana y el monopolio político de los peninsulares constituían un muro infranqueable que tarde o temprano les cerraba el camino. A menudo mejor preparados que los europeos, no podían ascender a los puestos superiores, y estaban condenados a disputarse posiciones segundonas y pobres que no respondían a sus aspiraciones ni a su preparación y cultura.
Relegados en su mayoría, formaban una élite intelectual unida por la insatisfacción común. Económicamente improductiva, esta "intelligentsia" acaparaba un arma terrible: Las ideas de la Ilustración, depositada casi toda ella en sus manos. Recordemos además, que los criollos eran más de un millón antes de la Independencia.
Por su parte el pueblo trabajador, constituido por indios y castas, base de la pirámide social, sólo compartía la extrema miseria. Decía el científico Humboldt que en ninguna parte había visto "una desigualdad tan tremenda en la
distribución de la riqueza, de la civilización, del cultivo de la tierra y de la población".
Finalmente sería el cura José María Morelos y Pavón, de origen humilde y que se proyectaría a las alturas del genio político, militar y como estadista liberal, quien llevaría el movimiento popular a su máxima expresión; logró poner en jaque al ejército español y propiciar la celebración del Congreso de Chilpancingo, que llevaría las ideas de Morelos publicadas bajo el nombre de "Sentimientos de la Nación", a concretarse en la primera
Constitución propiamente mexicana, la de Apatzingán de 1814, que no tendría vigencia positiva o real, ya que esta fase de la insurgencia a la postre también fue derrotada militarmente.

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